Lectura: Colosenses 1:3-14

El mundo del negocio de bienes raíces es muy complejo, en ocasiones los precios bajan significativamente, mientras que en otras suben, y más si se trata de propiedades ligadas a un negocio comercial.  Es por ello que el principio para este tipo de actividades comerciales, sigue tan vigente hoy como hace miles de años: “El secreto para comprar o vender la mejor propiedad es tener la correcta: ¡ubicación, ubicación y ubicación!”.

Este mismo principio se aplica a nuestra vida con Cristo.  Si queremos tener éxito en nuestro andar por este mundo altamente devaluado, es esencial saber dónde estamos ubicados espiritualmente.

El apóstol Pablo nos recuerda nuestra posición actual en Cristo, hemos sido librados “…de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado” (Colosenses 1:13).

Estar conscientes de que por su asombrosa gracia hemos sido reubicados en el reino de Jesús, marca la diferencia. Ahora el Señor reina en nuestro corazón y en nuestra mente, y somos sus agradecidos súbditos. Su voluntad es también la nuestra y sus caminos se convierten en los patrones de comportamiento para todas las áreas de la vida. Y cuando estamos obligados a tomar una decisión, permanecemos leales a Él.

  1. Cuando las tentaciones de este mundo nos visiten, recordemos que hemos sido apartados para Dios.
  2. Nuestro andar de fe, debe estar acorde con nuestra nueva ubicación, ubicación, ubicación en Cristo (Gálatas 2:20).

HG/MD

“Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).