Lectura: Salmo 131:1-3

Sin dudas la Palabra de Dios está viva y es eficaz para cada situación de la vida, por ejemplo, por mucho tiempo al leer el Salmo 131, lo veía como un estímulo para entender que el misterio forma parte de los rasgos del carácter de Dios.  Sus palabras me incentivan a mantener la mente tranquila, debido que soy incapaz de entender todo lo que Él está haciendo en su maravillosa creación.

Pero, al leerlo con más detenimiento, pude ver un principio que no había visto con anterioridad, y fue la tranquilidad de David, quien era muy consciente de que Dios estaba obrando a través de él, y sin embargo le era imposible entender el alcance de esta obra a través suyo.

El rey David hace una comparación entre un niño destetado, quien ya no anhela lo que antes demandaba con todas sus fuerzas, y el alma que entiende que ha crecido y ahora necesita nuevos desafíos.

Este es un impactante llamado a instruirte en cuanto a la humildad, paciencia y contentamiento en todas las circunstancias de la vida sin importar cuales sean, y aunque de momento no entiendas las razones por las cuales Dios permite que atravieses por ellas; esto debido a que su plan perfecto va más allá de lo que tu mente puede comprender.

  1. ¿Puedes aprender lo que David aprendió? ¿Puedes aguardar con fe y paciencia sin ponerte ansioso ni cuestionar la sabiduría de Dios? y ¿Eres capaz de confiar en Él mientras lleva a cabo en ti su buena, agradable y perfecta voluntad?
  2. Simplemente confía en Dios, Él sabe qué es lo mejor para ti.

HG/MD

“Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti y esperaré.” (Salmos 5:3).