Lectura: Rut 1:1-22

En el tiempo de los jueces, y debido a una hambruna que estaba sucediendo en Israel, Noemí, su esposo y sus dos hijos dejaron Israel y se mudaron a las tierras hostiles de Moab (Rut 1:1-2).  Debemos entender que la nación Moab era un enemigo de Israel (Números 22-25).  Estando ahí, sus dos hijos se casaron con dos mujeres moabitas Rut y Orfa, lo cual complicó todo aun más, pues Dios les había prohibido cualquier relación con esta nación (Deuteronomio 23:3).

Luego de 10 años de vivir en esas tierras, todos los hombres de la familia habían muerto, no se nos dice la causa de esta tragedia familiar.  Pero por esta razón, Noemí decide volver a su tierra y les indica a sus nueras que eran libres de quedarse en su tierra.  Al inicio ambas mujeres querían acompañar a su suegra, pero luego de varias advertencias de su suegra, como la siguiente: “No, hijas mías, mi amargura es mayor que la de ustedes, porque la mano del Señor se ha levantado contra mí”. (Rut 1:13).  Orfa decide quedarse y volver a sus viejos hábitos y creencias.

¿Estaba en lo correcto Noemí al pensar que Dios estaba en su contra? Podemos pensar que efectivamente su familia desobedecido y había mostrado falta de fe en Dios al irse de sus tierras, pero esto no significa que estaba en su contra, había sido disciplinada por sus errores, ella había recocido sus faltas y su actitud de remordimiento lo evidenciaba y ahora quería volver a Israel para hacer las cosas bien.

Quizás te encuentres desempleado, o enfermo, deprimido, o con un familiar con problemas de salud, debes entender que Dios nunca prometió que no tendríamos problemas en la vida, lo que, si nos ha prometido a los creyentes, es que Él siempre estará con nosotros y lo mostró por medio de Su sacrificio en la cruz (Romanos 5:8-9) y además nos dijo que nada nos separaría de Él (Romanos 8:35-39).

  1. En Su amor para con nosotros y cuando sea necesario, Dios nos disciplinará para que aprendamos de nuestros errores (Hebreos 12:3-13).
  2. Seamos humildes y aceptemos la corrección de Dios, es para nuestro bien.

HG/MD

“¿Qué, pues, diremos frente a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” (Romanos 8:31).