Lectura: Marcos 12:13-17

Quizás hayamos dicho o pensado alguna vez: “Si hubiera tenido un poco más de tiempo” o “cambiaría todo mi dinero, para volver en el tiempo y borrar mis errores”.

Tanto el dinero como el tiempo, siempre han sido dos productos muy importantes en la historia del ser humano, ambos siempre luchan por nuestra atención.  Empleamos nuestro valioso tiempo trabajando por dinero, para luego gastar ese dinero, rindiéndolo hasta el último minuto.  Muy raras veces podemos tener un equilibrio entre esos dos productos.

A diferencia nuestra, Jesús nunca tuvo problemas ni con el dinero, ni con el tiempo.  Al preguntarle, si era legal pagar impuestos al Cesar, él contestó: “…Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de él.” (Marcos 12:17).  A pesar de las grandes exigencias a las que estuvo sometido en su vida terrenal, siempre separó tiempo de las primeras horas del día (Marcos 1:35) y muchas veces de las últimas horas de la noche para orar (Lucas 22:39-40), buscando por medio de ello conocer y hacer la voluntad de Dios su Padre.

La poetisa y escritora de himnos Ridley Havergal (1836 – 1879), escribió lo siguiente:

Que mi vida entera esté consagrada a Ti, Señor

Que mis días y momentos sean todos para alabarte;

Te doy mi oro y mi plata, sin retener nada;

Toma mi intelecto y usa mi poder como te plazca

  1. Pide a Dios sabiduría para poder equilibrar adecuadamente tu tiempo y tu dinero.
  2. Debes invertir tu tiempo y dinero con sabiduría, los dos regalos de Dios para ti.

HG/MD

“Entonces Jesús les dijo: Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de él.” (Marcos 12:17).