Lectura: Joel 2:12-17

De repente una luz que nunca había aparecido empezó a parpadear en el panel de instrumentos de mi automóvil, al inicio no me percaté de ella pues su luminosidad no era tan fuerte; antes de estacionar apenas la noté al apagarse, pero como nunca había aparecido le resté importancia y pensé ”revisaré otro día”.

Esto sucedió en unas cuatro ocasiones, hasta que un día al tratar de encender el automóvil no encendió, tan sólo se encendió aquella pequeña luz que finalmente logró llamar mi atención, decía: “Chequear Motor”.  Por un momento me molesté y me llené de frustración ya que sabía que esto implicaría tiempo, una grúa y un mecánico, lo que sin dudas significaría mucho dinero.

Esta circunstancia me enseñó una gran lección: debo prestarle mucha más atención a las luces de advertencia que están tratando de comunicarme algún mensaje para mi vida, e indicarme que existe algo que debo corregir o que anda mal.

En nuestra lectura devocional en Joel 2:12-17, leímos que Dios usó a este profeta para llamar la atención de su pueblo.  Los tiempos de prosperidad habían hecho que los habitantes de Israel se volvieran demasiado relajados y complacientes en su compromiso con Dios.  Su fe se había vuelto vacía, y la vida de los israelitas estaba en la bancarrota moral.  Debido a ello Dios envió una plaga de langostas para arruinar sus cosechas y captar fuertemente la atención de su pueblo; el resultado fue que las personas cambiaron su comportamiento y se volvieron a Él de todo corazón.

  1. ¿Te has detenido a verificar si existen luces de advertencia en tu vida?
  2. Si es así, esa es una luz de advertencia de parte de Dios, piensa en los cambios que debes hacer, y si implican arrepentimiento o un cambio de rumbo. ¡Qué estás esperando, presta atención y haz los cambios requeridos!

HG/MD

“Desgarren su corazón y no sus vestidos.  Vuelvan al Señor, su Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y desiste del castigo.” (Joel 2:13)