Lectura: Génesis 1:27-31; 2:8-15

El Señor nos dio un maravilloso regalo que a su vez es una responsabilidad: el mundo en que vivimos.  Por supuesto que, al compartir este planeta con tantos miles de millones de personas, corremos el riesgo de que, en muchas de sus diferentes áreas, exista una afectación y hasta un agotamiento de sus recursos.

Si bien Dios nos ha dado este mundo para que vivamos y nos sirvamos de él, también es cierto que en Genesis 1:28 recibimos la orden de sojuzgarlo o administrarlo, cuidando del lugar en el cual vivimos. Una cosa que no debemos olvidar que esta tierra no es nuestra, finalmente le pertenece a Dios y debido a ello debemos conservarla lo mejor que podamos con sus recursos para las nuevas generaciones.

En Génesis 2:15, Dios reafirma nuestra responsabilidad, al decirnos que Él creó “al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo guardara”.  Dado que no sabemos cuando regresará el Señor, no sería una administración muy efectiva si destruimos el lugar donde vivimos, dejando sin recursos a los que vendrán después de nosotros.

Quizás podríamos creer que nuestros esfuerzos individuales no sirvan de mucho, pero si un mayor número de personas fueran más responsables con su consumo, reciclaje, o si optáramos por hábitos más sencillos de vida, podríamos causar un impacto positivo en el mundo que vivimos.

Cuidar este mundo, testificando con ello nuestro agradecimiento a Dios es una manera en la cual podemos comunicar a otros que tenemos un Dios Creador, que desea que más personas puedan ver las maravillas que Él creó y que este mundo es tan sólo el inicio de las grandes maravillas que nos esperan cuando estemos con Él para siempre.

  1. Usemos los recursos de nuestro mundo sabiamente hasta que el Señor vuelva, después de todo es nuestro hogar temporal mientras el Señor regresa por nosotros.
  2. Dios creó el mundo y lo puso bajo nuestra administración, seamos responsables.

HG/MD

“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que lo habitan” (Salmos 24:1).