Lectura: 1 Samuel 26:1-25

El maestro estaba dando a sus alumnos una clase sobre la amabilidad.  Para ejemplificar su lección utilizó las palabras de nuestro Señor: “Cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre, porque son de Cristo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa” (Marcos 9:41).

Al día siguiente, un grupo de trabajadores estaba realizando un trabajo en la escuela, el cual debían realizar bajo al ardiente sol del verano.  Cansados de su faena tomaron un tiempo para descansar, y cuál fue su sorpresa, que sin solicitarlo el grupo de niños que había recibido la lección, llegó junto con otros y les ofrecieron tímidamente un refrescante vaso con agua; los trabajadores muy agradecidos, les dieron las gracias y siguieron con su trabajo con una sonrisa en sus labios.  Luego de esto, los niños fueron corriendo donde su maestro y le contaron muy animados: “dimos a esos hombres un vaso de agua en el nombre de Jesús”.

Aunque en el pasaje el enfoque está en mostrar amabilidad a otros creyentes en Cristo, la misma Biblia en el libro de Gálatas nos insta a que “hagamos el bien a todos” (Gálatas 6:10), e incluso a ser buenos con quienes nos aborrecen (Romanos 12:20).  En nuestra lectura devocional, David tuvo literalmente en sus manos la vida de Saúl (1 Sam.26:9), pero debido a su respeto por Dios, y al ser Saúl un rey ungido por Dios (1 Sam.24:6), decidió ser compasivo con el rey, a pesar que este lo buscaba para matarlo (1 Sam.19:1-2).

Si bien es cierto, mostrar misericordia y amabilidad para con un extraño o incluso un enemigo no es siempre suficiente para que una persona cambie su forma de pensar, en algunas ocasiones es una forma de dar testimonio.

Al hacer esto, las personas a las cuales estamos haciendo el bien sin merecerlo, se pueden preguntar: “¿por qué son tan amables y compasivos con quienes no lo merecen, ni lo esperan?”  Comportándonos de esta forma, mostraremos cuál es nuestra razón de ser y de vivir, debido a que hemos recibido la gracia de Dios en nuestras vidas aun cuando éramos enemigos de Él (Romanos 5:10).

  1. Un acto de amabilidad inmerecido puede enseñar más del amor de Dios que muchos sermones.
  2. Sé valiente, sé amable, puede que te sorprendan los resultados.

HG/MD

“Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).