Lectura: Isaías 55:1-7
Sin duda el dinero forma parte de tu vida, sin él no podrías suplir tus necesidades, ni tampoco podrías comprar algunas cosas no tan indispensables, pero que te facilitan la vida.
Lo cierto es que, sin embargo, hay cosas que como dice un anuncio muy conocido de tarjetas de crédito, el dinero no puede comprar, por ejemplo: puede comprar fama, pero no aprecio real; puede comprar elogios, pero no el respeto de quienes en verdad te conocen.
Y hay una cosa más entre muchas que el dinero no puede comprar, sin importar cuánto dinero, posición e influencia tengas, no puedes comprar el perdón de tus pecados y la vida eterna en Cristo Jesús, tal como lo quiso comprar Simón el mago (Hechos 8:18-19). Sin importar cuánto te esfuerces o cuánto tengas, no hay nada en este mundo que pueda comprar la bendición del perdón de Dios.
A pesar que esto pueda entristecer a algunos, existen buenas noticias, la salvación está al alcance de una simple oración: “que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación” (Romanos 10:9-10).
- Si aún no has depositado tu fe en Jesús, hoy puede ser un buen día (Juan 1:12; Isaías 55:7).
- La puerta al perdón se abrirá con el llamado de la fe.
HG/MD
“Oh, todos los sedientos, ¡vengan a las aguas! Y los que no tienen dinero, ¡vengan, compren y coman! Vengan, compren sin dinero y sin precio vino y leche” (Isaías 55:1).