Lectura: Hechos 4:1-13
Premios como el Nobel se otorgan todos los años a personas que han provocado un impacto extraordinario en diversas áreas. Líderes en economía, física, literatura, medicina y paz, son reconocidos por sus contribuciones. Este tipo de premios lo que buscan es reconocer públicamente a quienes los reciben, por sus años de capacitación, esfuerzo, educación y sacrificio en procura de la excelencia; estas inversiones constituyen la fuente de tal impacto.
Como creyente también debes dejar una marca espiritual significativa en el mundo; no obstante, quizás sea bueno tener claros algunos ejes fundamentales: ¿Qué es verdaderamente lo que te mueve para llevar una vida que agrade a Dios? ¿Deseas causar un impacto extraordinario en la obra del Evangelio? ¿Lo que haces, para quién lo haces? ¿en qué debes invertir tu vida?
Los primeros creyentes en Jesús, mostraron claramente en sus vidas el impacto de haber pasado tiempo con Él. Hasta los líderes religiosos lo reconocieron: “Y viendo la valentía de Pedro y de Juan, y teniendo en cuenta que eran hombres sin letras e indoctos, se asombraban y reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13).
Ciertamente, capacitarte y estudiar formalmente las Escrituras, es un esfuerzo muy beneficioso para el servicio a nuestro Señor y Salvador, pero nada puede sustituir el tiempo que pasas individualmente en Su presencia. Él, y nadie más, es la fuente de todo el impacto espiritual que puedes ejercer en el mundo.
- ¿Cuánto tiempo has estado pasando con Jesús, la fuente de todas las cosas?
- ¿Qué te parece si a partir de hoy pasas más tiempo con Jesús? Sólo así podrás conocerlo de una mejor manera.
HG/MD
“Mi alma anhela y aun desea ardientemente los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo” (Salmos 84:2).