Lectura: Salmos 96:1-13
Hace tan sólo unos meses concluyó el más reciente campeonato mundial de futbol, y es increíble todo el dinero que se trasiega debido a esta competencia: estadios, patrocinios, mercancías, turismo, pero el ingrediente más importante son los jugadores.
A muchos de ellos las cámaras de televisión, periodistas, influenciadores de las redes sociales y las marcas comerciales los siguen, y muchos de ellos son considerados como ídolos vivos.
En mi calidad de creyente, normalmente pienso en los ídolos como reliquias de un mundo pasado. Pero, en todo el mundo mucha gente todavía adora imágenes y personajes construidos por el hombre. Ya sea que estén hechas de madera, metal, piedra, o carne, estas creaciones se sientan silenciosamente mientras que los adoradores les oran o colocan ofrendas delante de ellas.
Los ídolos vivos son un gran problema en el mundo, ya que son evidencia de nuestra decadencia como sociedad que adora a las celebridades quienes ciertamente son tan humanas como nosotros.
Las personas que adoran a ídolos son conscientes de una verdad significativa, ellos mismos no son el centro del universo, y el centro de su adoración está mal encauzado, ya que como dice el salmista: “Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, pero el Señor hizo los cielos” (Salmos 96:5). “Gloria y esplendor hay delante de él; poder y hermosura hay en su santuario” (v.6).
El Dios vivo trasciende infinitamente a todos los dioses falsos. En contraste con las imágenes impasibles y frías que representan a dioses que murieron hace mucho o que nunca han estado vivos, o a los ídolos vivos que son personas como nosotros, sólo el Señor es capaz de escuchar nuestras oraciones. Sólo Él puede dar a nuestra vida el verdadero significado y la trascendencia eterna.
- Sólo hay un Dios que merece tu alabanza y que escucha tus oraciones.
- Cuidado con los ídolos vivos de nuestro tiempo, ellos te pueden guiar a sitios donde el peligro y la desdicha afloran, mejor confía en el único Dios verdadero, sólo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6:68).
HG/MD
“Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, pero el Señor hizo los cielos” (Salmos 96:5).