Lectura: 1 Tesalonicenses 2:1-12

Una persona que se dedicaba a la comedia dijo lo siguiente: “Mi médico es muy considerado.  Si no puedes pagar la operación te retoca las radiografías”.

Aunque nos pueda parecer simpático, este chiste encierra una gran verdad sobre algunas personas que no tienen problemas para alterar la verdad y hacernos sentir bien.  Este tipo de personas comúnmente usa alabanzas o palabras bonitas para ganarse nuestra confianza, haciéndonos oír lo que queremos oír y no lo que necesitamos oír.

El apóstol Pablo estaba muy consciente del pecado de la alabanza hipócrita, e hizo todo lo posible por evitarla, tal como lo dijo en el libro a los tesalonicenses: “Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo” (1 Tesalonicenses 2:5).

El objetivo de Pablo era agradar a Dios y no a los hombres (Gálatas 1:10); sin embargo, esto no impedía que recociera honestamente a una persona cuando lo merecía.  Un ejemplo de ello es la forma en la cual Pablo se refirió a los tesalonicenses, indicándoles cuanto los valoraba y amaba (1 Tesalonicenses 2:17-20).

  1. ¿Estás tan comprometido con Dios que nunca pensarías en alabar falsamente a una persona con tal de ganarte su aprobación?  Si la respuesta es positiva, eso demuestra que realmente tienes una relación constante y creciente con el Señor.
  2. La adulación no es un chiste, aunque a través de ella logres hacer sonreír a alguien. 

HG/MD

“Con este fin oramos siempre por ustedes: para que nuestro Dios los haga dignos de su llamamiento y que él cumpla todo buen propósito y toda obra de fe con poder” (2 Tesalonicenses 1:11).