Lectura: Salmo 139:1-18

Hace un tiempo leí de una empresa que les envió un correo electrónico a todos sus colaboradores, informándoles que iban a perder sus beneficios labores debido a su reciente fallecimiento.  Por supuesto, pronto enviaron un mensaje disculpándose por su “fatal” error.

Ciertamente, todos vamos a morir algún día. Sin embargo, la mayoría de nosotros se sorprendería si se enterara que va a ser hoy.

No obstante, si algo tenemos seguro en la vida es que nadie tiene la garantía de que vaya a vivir hoy el día completo.   En los últimos años, algunos de mis amigos creyentes han muerto.  ¿Cuál de estas personas quienes amaban a Jesús, cuando se levantaron por la mañana sabían que verían a Dios cara a cara antes del final del día? Ninguna de ellas. Fue una sorpresa.

El Salmo 139 nos da un paseo por la vida comenzando con nuestra concepción, esto nos debe hacer exclamar: ¡Cuán profundamente nos conoce Dios!  En el versículo 16, el salmista David escribió: “… y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello”.  Es muy triste cuando alguien a quien amamos muere “demasiado pronto”, pero también debemos comprender que Dios en su perfecto plan siempre supo la duración de esa vida. “El hombre es semejante a un soplo; sus días son como la sombra que pasa” (Salmo 144:4).

Quizás las palabras “demasiado pronto” son una interpretación egoísta de nuestros deseos, pero si por un momento tratamos de entender la voluntad de Dios, nos daremos cuenta de que la muerte no es el final para los que han confiado en Jesús como Salvador. Es, sencillamente, la próxima etapa de la vida. Es una interrupción de la vida tal como la conocemos ahora, pero no es el final. La muerte no ha ganado (1 Corintios 15:54-57).

  1. Como seguidores de Jesús tenemos esperanza (1 Tesalonicenses 4:13-17). Nuestro corazón se quiebra cuando decimos adiós, pero no es un adiós para siempre. Un día, con sonrisas de sorpresa y gozo, nos veremos unos a otros otra vez.
  2. Cuando un creyente en Jesús muere, nuestra despedida es tan sólo es un hasta pronto.

HG/MD

“Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmos 139:14).