Lectura: Lucas 2:1-20

La tranquila y pequeña ciudad de Belén pasó de su estado normal a tener una población inesperadamente grande. Judíos que habían salido de allí, de repente estaban regresando a su ciudad natal, la razón: el censo ordenado por Augusto Cesar.

Este tipo de censos que obligaba a los ciudadanos a regresar a su ciudad natal o donde tuvieran propiedades, una especie de domicilio legal, no era extraño, eran cíclicos y debían hacerse cada 14 años.  El propósito de los censos era reclutar hombres para el ejército, y asegurar el pago de los impuestos en las zonas dominadas por Roma; solamente el área de Palestina estaba excluida de esto.

En nuestra imaginación cada navidad regresamos a aquella pequeña aldea de Belén para recordar su nacimiento.  Pero al igual que José y María, no nos podemos quedar allí, debemos avanzar; los ángeles regresaron al cielo, José y María se trasladaron a casa donde recibieron a los sabios de oriente (Mateo 2:11), no se quedaron en el pesebre; posteriormente, a causa de la amenaza de Herodes de asesinar al pequeño Jesús, se fueron a Egipto (Mateo 2:13-15) en obediencia al Señor.

La salida de los pastores del establo, nos envía un claro mensaje sobre lo que debemos hacer luego de encontrarnos con Jesús: “Todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les dijeron… Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho” (Lucas 2:18,20).

Es necesario que hagamos lo mismo que hicieron aquellos sencillos pastores; es un privilegio y honor inmerecido poder compartir con otros el mensaje de salvación.

  1. No te quedes ahí como un simple espectador, como quien ve una película, haz que otros escuchen y se maravillen al entender el mensaje del Dios hecho hombre que habitó entre nosotros, y que hoy nos ofrece vida eterna al igual que a aquellos humildes pastores.
  2. No puedes quedarte con el Jesús recién nacido e indefenso que nació aquella noche en Belén, debes encontrarte con el Jesús Salvador que dio su vida por ti.

HG/MD

“Que hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:11).