Lectura: Proverbios 15:13-30

¿Qué opinas? ¿Existen sólo unas cuántas personas con una actitud optimista o es el optimismo una actitud que se puede aprender?

En la misma pregunta podemos encontrar una respuesta: es un asunto de actitud.  Todo dependerá si queremos ver posibilidades de aprendizaje, en lugar de ver los escollos de la vida, del resultado de esta decisión se determinará la forma en la cual reaccionamos ante las circunstancias de la vida.

Unido a esto, hay estudios científicos que afirman que las personas que se comportan de una manera más positiva, en realidad se sentirán más felices.

El pensar y actuar positivamente posiblemente nos ayudarán en algunas circunstancias de la vida, pero si en verdad quieres disfrutar de un gozo verdadero, este sólo lo encontraremos en Dios, y una vez que lo encontremos, se trasladará desde nuestro interior hasta el exterior, por medio de acciones que demuestran la paz que existe ahora en nuestros corazones.  El proverbista lo describió de la siguiente forma: “El corazón alegre hermosea la cara… pero el corazón contento tiene fiesta continua.” (Proverbios 15:13,15).  Cuando estamos alegres por dentro, nuestros rostros no pueden más que mostrarlo.

¿Pero, cómo se logra un corazón contento?  Lo primero es: sé agradecido con Dios, por su misericordia y sus bendiciones (Romanos 8:28).  No es cuestión de fingir, sino de poner en práctica una actitud optimista ante la vida, debido a la fe que depositamos en Cristo.  Esa fue la actitud que llevó a Pablo, preso por su fe, y desde una fría cárcel romana a decir: “¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense! (Filipenses 4:4)

  1. El optimismo verdadero, sólo puede proceder de una relación constante y creciente con Dios.
  2. Si tienes en tu corazón el gozo de Jesús, se verá en tu rostro.

HG/MD

“¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense! (Filipenses 4:4)