Lectura: Nehemías 4:1-6
Aunque suene irónico, muchas personas que conozco hacen su mayor esfuerzo para evitar el trabajo.
En el mundo en que vivimos, se nos ha dicho que el trabajo bien hecho “hace girar el mundo”, y es un hecho que encontramos en la Biblia, que el trabajo no le fue impuesto como castigo al ser humano, como dicen algunos dichos populares; más bien nos fue dado como una de las tareas cotidianas en nuestras vidas, tal como lo fue para Adán en su estadía en el jardín de Edén: “Tomó, pues, el Señor Dios al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo guardara” (Gén.2:15). Este pasaje nos muestra lo importante que es el trabajo para nuestro bienestar.
Es parte del plan de Dios que trabajemos y no sólo por compromiso, sino haciéndolo de corazón, poniendo nuestro mejor esfuerzo en lo que hagamos. De hecho muchas personas dicen entre broma y en serio, que les encanta tanto su trabajo que si fuera el caso lo harían gratis.
Pero si volvemos a la realidad, nos damos cuenta que en verdad muchos trabajos son terriblemente aburridos y monótonos, llenos de tensión, nos provocan estrés de tan sólo pensar en ellos. Entonces, ¿cómo puede una persona hacer este tipo de labores con todo su corazón? El apóstol Pablo nos brindó en sus cartas algunos consejos al respecto: “Tengan por aspiración vivir en tranquilidad, ocuparse en sus propios asuntos y trabajar con sus propias manos, como les hemos mandado; a fin de que se conduzcan honestamente para con los de afuera y que no tengan necesidad de nada” (1 Tes.4:11-12), adicionalmente escribió: “Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres” (Col.3:23).
Si bien es cierto, aunque sea siempre una opción buscar otro empleo acorde a las posibilidades y habilidades en caso de insatisfacción, en el tanto que eso ocurre, debes considerar tu trabajo como una bendición con la cual puedes proveer para ti, los tuyos y otras personas.
- Hacer bien tu trabajo honra a Dios. El trabajo se convierte en adoración, cuando lo haces para Él.
- Tu trabajo bien hecho anima a otros a dar su mejor esfuerzo, y con ello testificas del Dios en quien has creído.
HG/MD
“Así reedificamos la muralla, y fueron unidos todos los tramos de la muralla hasta la mitad de su altura; porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.” (Nehemías 4:6)