Lectura: Jueces 6:11-24; 33-40

En un grupo de jóvenes había uno que decía saber mucho más que todos los demás con respecto a temas bíblicos, pero en realidad esto no era así, pues confundía algunos de sus conocimientos bíblicos con historia o con leyendas, y a los otros jóvenes les fascinaba oírlo contar historias pues tenía mucha facilidad para hacerlo.

Así que, durante una de las reuniones de jóvenes, su líder les planteó una pregunta: “¿Es correcto probar a Dios poniendo un vellón o pedazo de lana de oveja frente a Él?”  Pidió a aquel joven “sabelotodo” que explicara lo que significaba la frase.  Pero el joven reprobó miserablemente, ya que empezó a responder contando una historia de la mitología griega sobre Jasón y los argonautas.

El líder de aquellos jóvenes le dijo muy suavemente que no, que se refería a la historia de Gedeón (Jueces 6), en la cual Dios le había pedido que guiara a Israel en una operación militar contra la tribu de Madián y sus aliados. Gedeón no tenía confianza (v.15), por lo que probó a Dios dejando un vellón de lana afuera durante toda la noche. Pidió a Dios que mojara el vellón de lana con rocío al tiempo que mantenía seco el césped a su alrededor. La noche siguiente pidió que el vellón de lana se mantuviera seco al tiempo que el suelo a su alrededor se mojaba (vv.36-40).

Es fantástico escuchar a un orador dinámico, pero sólo si sus palabras son verdaderas. La iglesia primitiva de Berea sabía esto. Lucas nos dice: “Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).

  1. Hoy más que nunca, a través de internet, existen toda clase de mensajes creados por diferentes tipos de personas, todas asegurando decir la verdad. Entonces, ¿Cómo podemos discernir lo que es correcto? Pregúntate a ti mismo, ¿Cómo se eleva esto a la altura de lo que dice la Biblia? Sólo hay una manera segura de averiguarlo, siendo un oidor activo y comenzando a leer la Biblia para verificar si lo que dicen es correcto.
  2. La verdadera sabiduría sólo proviene de Dios (Santiago 1:5-8).

HG/MD

“Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios quien da a todos con liberalidad y sin reprochar y le será dada” (Santiago 1:5).