Lectura: Romanos 8:18-27

Hace algún tiempo un amigo me contó una curiosa historia que le aconteció mientras viajaba a Grecia.  Estaba pasando unas vacaciones con la familia, y su Tablet nueva se apagó y no quiso funcionar más. 

Las personas que trabajaban en el hotel donde se hospedaba, le dieron la dirección de un representante oficial de la marca de su Tablet para ver si ellos podían hacer que volviera a funcionar; sin embargo, cuando llegó se encontró con la sorpresa de que ninguna de las personas quienes estaban atendiendo a los clientes hablaba inglés o español, sólo hablaban griego.

La solución que encontró fue tomar su teléfono inteligente y buscar una aplicación de traducción del inglés al griego, lo cual le permitió empezar a escribir en inglés lo que quería mientras el programa traducía al griego, así fue como la aplicación les permitió entenderse con claridad, a pesar de que hablaban idiomas diferentes.

En ocasiones, también siento que no puedo comunicarle a Dios lo que tengo en mi corazón y estoy seguro de que no soy el único.  Muchas veces nos cuesta orar por diferentes circunstancias, porque no nos sentimos confortables diciéndole algunas cosas a Dios, porque no creemos que nos va a escuchar o inclusive porque pensamos que no nos va a entender; es por esto que el apóstol Pablo inspirado por Dios nos escribió lo siguiente para ayudarnos cuando nos sintamos de esa forma: “Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:26-27).

Cuán increíble y valioso es el regalo de tener al Espíritu Santo en nuestras vidas, sin lugar a dudas Él es mejor que cualquier aplicación de traducción, ya que le comunica al Padre con una profunda claridad, los deseos y pensamientos que tenemos.

  1. Cuando las palabras no salen claramente de nuestro corazón hacia el Padre, siempre debemos recordar que tenemos al Espíritu Santo de nuestro lado.
  2. La comunicación con Dios mejorará en el tanto la practiques diariamente.

HG/MD

“Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).