Lectura: 1 Juan 4:7-21

Nuestro mundo moderno se ha cometido un asesinato.  Al tratar de vivir sin Dios, han matado al amor.

Millones hoy ya no buscan la satisfacción a través de una relación de amor con Dios y con los demás. La vida gira alrededor de sí mismos, y están demasiado ocupados buscando su propia auto-realización.

Esta fascinación por los intereses propios y egoístas, incluso han invadido nuestro mundo cristiano, basta con dar un vistazo a libros religiosos de gran éxito actual.  Un análisis realizado por el autor James Hunter, de las ocho editoriales religiosas más conservadoras y prolíficas reveló que: “el 87,8% de los títulos aborda temas relacionados sobre sí mismos, su auto descubrimiento,  crecimiento personal, y la resolución de nuestros problemas y tensiones.   Sólo el 12,2% restante de los títulos lidiaba con otro tipo de asuntos cuyo enfoque no era el “yo”.

Nuestra idea no es condenar este tipo de libros ya que en algunos momentos nos servirán para solucionar ciertos asuntos personales, pero lo que sí debemos tener muy presentes que los que creemos en Jesucristo, debemos tener cuidado de no caer en la exagerada preocupación por uno mismo, que marca nuestra cultura.   Nuestro principal llamado es amar con todo nuestro ser, al Dios que nos amó primero, y amar a los demás como a nosotros mismos.  Este es el camino hacia una vida satisfactoria llena de alegría.

La carta de 1 Juan declara que: «El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.   Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (4:8,11)

  1. ¿Nuestras vidas muestran que conocemos a Dios?
  2. El amor a Dios hará que vivas para Dios.

NPD/HVL