Lectura: Proverbios 6:12-19

Dios odia a los calumniadores, a los sinvergüenzas y a villanos con odio oculto en su corazón y al engaño de su boca.

Algunas personas han convertido la calumnia en un fino arte. Ellos nunca utilizan un cuchillo de carnicero para cortar a otra persona.  Son astutos “sicarios”.   Han aprendido a calumniar con un gesto, un guiño o una sonrisa malévola.

Robert Louis Stevenson señalaba que: “Las mentiras más crueles, se les suele decir en silencio.” Cuando alguien es atacado en una conversación, los oyentes pueden participar en el ataque con un simple movimiento de cabeza.

Los escritores de los Proverbios describen que la gente del mundo antiguo usaba su lenguaje corporal para destruir a otros.  Ellos hacían guiños, señas, se encogían de hombros para tramar sus calumnias, y se sentían seguros en sus ataques.  Después de todo, es difícil de refutar un gesto o probar un mal guiño.  Sus acciones eran sutiles, pero tan mortales como las balas perforando el corazón.

¿Será necesario pedirle al Dios del amor y de la verdad, que nos haga ver cuando estamos usando estos malévolos recursos en nuestra vida diaria?  La respuesta es Sí.  Entonces, por amor a Él, y por tu propio bien y por el bien de los demás, ¡hazlo!

  1. Hoy propongamos tener pensamientos que beneficien a otros.  Medita en tu corazón y con tu mente; silencia tus labios si lo va a salir de ellos es ira, calumnia, mentira u otra cosa que no edifique.
  2. Ten cuidado con la lengua, la cual se encuentra en un lugar húmedo y puede deslizarse fácilmente.

NPD/HWR