Lectura: Santiago 4:13-17

Un famoso novelista recibió dos llamadas el mismo día, tan diferentes como arriba y abajo, como el blanco y el negro. En la primera le avisaron que un amigo muy querido había muerto inesperadamente, y en la segunda le comunicaron que había sido elegido para recibir un importante premio por su más reciente obra literaria, esto significaba que su anhelado éxito al fin había llegado. La primera llamada fue conmovedora, y la segunda fue alentadora; en este momento tan difícil de su vida, tuvo que tratar de equilibrar ambas noticias.

El novelista era creyente, así que el día en que iba a recibir el premio, tomó un marcador y escribió el nombre del gran amigo que se había ido, acompañado con una frase y la puso en su billetera, la frase decía: “Nunca dejes que la fama se te suba a la cabeza”.

En nuestra lectura devocional en el libro de Santiago, se compara nuestra vida con: “un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).  En lugar de aferrarnos a esta vida temporal, debemos recordar que nuestro tiempo está en manos de Dios y que cada día es un regalo de su parte, Él nos llama a servirle agradecidamente (Colosenses 3:15).

  1. Un día, el Señor nos llamará a su presencia. Saber esto nos debe hacer recordar siempre que es un privilegio poder servirle oportunamente.
  2. Si quieres sacarle el máximo provecho al día de hoy, debes tener en mente la eternidad.

HG/MD

“Ustedes, los que no saben lo que será mañana, ¿qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).