Lectura: Mateo 14:13-23

El metro de la ciudad de Londres, el más antiguo del mundo, en enero de este año cumplió 154 años de existir, es también uno de los más extensos del mundo con 270 estaciones cubriendo una longitud de 402 kilómetros.  Es el cuarto sistema de metro más grande del planeta, uno de los más concurridos y el sexto con más estaciones.

Desde los años 60´s, cuando tenía 264 estaciones, apareció lo que se ha conocido como el «Tube Challenge» (o, en español, «Desafío del metro»).  El primer reto fue conquistado por George Hurst & Jane Barwick, en 18 horas y 35 minutos, mientras que el actual record lo tienen Geoff Marshall y Anthony Smith, con 16 horas, 20 minutos, 27 segundos, en el 2013.

En ocasiones es necesario que nos apresuremos, para romper un record, ganar una carrera o para salvar una vida.  No obstante, el apresurarnos constantemente puede dar como resultado, el que nos olvidemos de otros, sacrificar cosas importantes o no responder a alguien en necesidad por estar demasiado enfocados en una meta desquiciada.  Cuando nos obsesionamos corriendo detrás de nuestros planes, lo que transmitimos a otros es: “ni se te ocurra interrumpirme”.

Cuando pensamos en situaciones urgentes, podríamos imaginarnos que el Señor en su corto ministerio terrenal, tuvo muchas razones por las cuales podía querer apresurarse.  No obstante, él demostró tener una paciencia extraordinaria para atender tanto a niños, y a gente que necesitaba de su atención y de sus palabras de vida eterna.  En la lectura de hoy leímos en Mateo uno de esos episodios, el Señor se trasladó en barca a un lugar desierto en busca de descanso y oración, pero cuando vio que las multitudes le habían seguido: “tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos” (Mat.14:14).  Jesús tenía sus prioridades y objetivos bien definidos.

Si bien es cierto que existen ocasiones para apresurarse, la mayoría de las veces debemos aceptar las interrupciones de la vida como oportunidades que Dios nos da para detenernos y observar a nuestro lado con el fin de ayudar al necesitado, y llevar palabras de vida y ánimo al corazón necesitado.

  1. Toma las pausas de la vida, como una oportunidad para adorar y servir.

 

  1. Imitemos a Cristo, tengamos una actitud de servicio (Fil.2:5-11).

HG/MD

“La mayoría de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor” (Filipenses 1:14)