Lectura: Juan 13:1-20

En nuestra lectura devocional nos encontramos con nuestro Señor lavándoles los pies a sus discípulos. Cuando pensamos en esa imagen, lo vemos como un ejemplo de servicio hacia los más cercanos.  Sabemos que Juan era su amigo cercano y Pedro a pesar de su inconstancia había demostrado su identificación con Jesús.

Cada uno de ellos tenía algo por lo cual estar agradecido con su Señor, y Él con este acto les demostró una vez más su amor por ellos.  Pero, ¿por qué lavó los pies a Judas?  Sin duda, sabía que Judas no era un seguidor sincero, visto desde un punto de vista meramente humano, Jesús se estaba rebajando a servirle a quien en pocas horas lo traicionaría por tan sólo 30 monedas de plata.

Jesús estaba realizando un acto de humildad, lleno de amor, que nos recuerda que no somos llamados a servir tan sólo a las personas a las cuales apreciamos o a las personas buenas, somos llamados a servir a todo el mundo, los amables y los que no son tan amables, los amistosos y los que no lo son tanto.

  1. ¿Cuándo fue la última vez que realizaste un acto de servicio por alguien que no lo merecía?
  2. Es más sencillo servir a los que nos pueden devolver el favor; el problema se presenta con quienes nos devuelven el favor con maldad.

HG/MD

“Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan” (Juan 13:15)