Lectura: Proverbios 4:20-27

Si ya superas los 40 años, tu corazón ha latido al menos la increíble cantidad de 1500 millones de veces, y si lo cuidas podrá latir unos millones de veces más; para ello debes hacer ejercicio con regularidad y sobre todo controlar la calidad y cantidad de lo que comes.

Siempre se ha hecho el símil de relacionar nuestro corazón físico con nuestro corazón espiritual, el cual también ha palpitado millones de veces, pero con pensamientos, sentimientos y decisiones.  Él es el que determina cómo hablamos, nos comportamos y respondemos ante las circunstancias de la vida, y es por ello que el Señor nos pide que lo cuidemos en sobremanera: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida” (Prov.4:23).

En nuestra lectura devocional, se hace especial énfasis en la importancia de cuidar nuestros corazones espirituales, y lo podemos asociar con el cuidado que damos a nuestro corazón físico de la siguiente forma:

  • Cuida tu peso. Pierde el peso de las cargas y ansiedades innecesarias.
  • Controla tu pulso. Mantén siempre un ritmo regular de gratitud y alabanza.
  • Mide tu presión sanguínea. ¿Será nuestra confianza mayor que nuestra ansiedad?
  • Ten una dieta balanceada. ¿Disfrutamos de los nutrientes que encontramos en la Palabra de Dios y en una vida de oración?

De la misma forma que los cambios en el estilo de vida pueden mejorar nuestra salud física, un cambio de hábitos espirituales sin duda mejorará nuestra vida y nuestra relación con Dios.

  1. ¿Has examinado tu corazón últimamente?
  2. Para mantenerte espiritualmente sano, debes tener una relación creciente con Dios: aceptar su perdón, hablar con él, leer su Palabra y unirte a otros que también quieran compartir lo que han aprendido.

HG/MD

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida” (Prov.4:23).