Lectura: Proverbios 19:1-9

Estaba todo dispuesto, había llegado el día que habían esperado con tanto nerviosismo, por situaciones de la vida un joven de 15 años, se había convertido en el testigo principal de un juicio por una demanda de una aparente violencia doméstica.  El juicio comenzó, y el abogado acusador de su padre llamó al estrado al muchacho para dar su versión de aquel asunto.

Luego de un intenso interrogatorio, le terminó preguntando: “Tu papá te dijo lo que debías decir,  ¿verdad?”.  Un rotundo “Sí” fue la respuesta del joven.

“Dime”, siguió el abogado, “¿cuáles fueron sus instrucciones?”

“Mi papá me dijo que los abogados tratarían de enredarme a la hora de brindar mi testimonio, pero que si tenía cuidado y decía siempre la verdad, no importaba cuantas veces intentaran distraerme y hacerme decir cosas incorrectas”.

Una persona que dice la verdad no tiene nada que ocultar, pero el que miente siempre sentirá temor de que sus mentiras salgan a la luz. Una mentira siempre lleva a otra, con el fin de cubrir la anterior, pero a la larga el mentiroso terminará atrapado en una red de engaños que le hará resbalar cuando menos se lo imagine.   El libro de Proverbios nos advierte de la siguiente forma: “El testigo falso no quedará impune, y el que respira mentiras no escapará.” (Prov.19:5).

Como seguidores de Jesús, debe ser un comportamiento constante en nuestras vidas decir la verdad, lo cual es un reflejo de nuestra creciente relación con el Señor.  La mentira es el lenguaje del diablo (Juan 8:44), aquellos que son conocidos como creyentes en Dios, deben ser personas veraces (Ef.4:15; Col.3:9).

La mentira a menudo se nos presenta como una salida fácil a una situación difícil, pero en realidad nos dejará en un callejón sin salida.  Por lo tanto, decir la verdad y nada más que la verdad siempre será la opción correcta.

  1. Decir mentiras siempre nos llevará a más problemas.
  2. Dios es verdadero; Él quiere que sus hijos e hijas también anden en la verdad y sigan sus instrucciones.

HG/MD

“El testigo falso no quedará impune, y el que respira mentiras no escapará.” (Prov.19:5).