Lectura: Lucas 12:22-34

Me gusta mucho ir al mar de vacaciones.  Me parece un tiempo maravilloso donde disfrutamos de la playa, el ambiente cálido y sentir la arena entre mis dedos.  También me gusta sentarme y ver a las personas disfrutando con sus hijos pequeños.

La última vez me quedé viendo a un hombre quien estaba con su esposa y tres pequeños disfrutando del mar.  Mientras él se encontraba sentado leyendo un libro, sus pequeños jugaban con cubetas, haciendo un gran castillo de arena.  De vez en cuando los pequeños lo llamaban y él se levantaba a supervisar la “obra”.  Luego de un rato se quedó con sus hijos construyendo aquel castillo durante bastante tiempo, sin pensar mucho en la realidad de que luego de algunas horas la marea se llevaría su arduo trabajo.

A menudo, también hacemos lo mismo con nuestras vidas.  Invertimos una gran cantidad de tiempo y energía construyendo nuestros pequeños “castillos” de cosas terrenales y pasajeras, cosas que en algún momento parecen ser un gran logro, pero que al final serán llevados por las aguas del tiempo.

En nuestra lectura devocional en Lucas 12, Jesús desafió a sus seguidores a vender los bienes y darlos a los pobres: “Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón” (v. 34). En otras palabras, la manera en que ocupamos nuestro tiempo y recursos dice muchísimo sobre nuestra perspectiva eterna.

  1. ¿Qué has hecho hoy que dure para la eternidad?
  2. La vida es corta, inviértela de la mejor manera.

HG/MD

“Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón” (Lucas 12:34).