Lectura: Juan 1:35-51

“Sígueme”; esa fue la invitación que realizó Marshall Applewhite, el líder de la secta: “la puerta al cielo”.  Este hombre les prometió a quienes se hicieron seguidores suyos, que les enseñaría cómo podrían pasar al siguiente nivel en el nuevo mundo que les prometía.

Mujeres y hombres, personas sinceras pero ingenuas, respondieron a su llamado, dejando familias, empleos y todo lo que tenían en este mundo con tal de encontrar una mejor manera de vivir, obedeciendo las enseñanzas de su líder.

Llegaron a un nivel de obediencia tan ciego, que incluso se suicidaron debido a un mandato de su líder, todo como resultado de un conjunto de engaños y ofertas falsas.

En el mundo de las redes sociales también es una invitación recurrente, al invitarnos a seguir a una persona, una marca, un grupo, una organización, o una causa, estas a veces son buenas, pero algunas veces nos pueden causar muchos problemas.

La palabra “sígueme” también fue oída muchas veces por personas de todo tipo en otro tiempo, por ejemplo: Mateo (Mateo 9:9), el joven rico (Marcos 10:21), Felipe (Juan 1:43), Pedro (Juan 21:19); sin embargo, el líder que las pronunció era muy diferente a cualquier otro:  Jesús.  Nuestro Señor es lo opuesto a Marshall Applewhite, Sus palabras son verdaderas (Juan 14:6) y Sus promesas son confiables y seguras (Juan 10:10).

  1. Muchos líderes han ascendido, son reconocidos y recordados por las personas, pero el único que ha ascendido de la tumba y está vivo es Jesús.
  2. Asegúrate de seguir al líder correcto.

HG/MD

“Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo: Sígueme.” (Juan 1:43).