Lectura: Juan 14:1-14

Caminos. Están por todas partes. Que cruzan el paisaje y que nos llevan a donde queremos ir. Autopistas, avenidas, autopistas y bulevares.

Y ahora hay otro tipo de vías que nos están llevando a zonas nunca antes recorridas. Se llama la “supercarretera de la información: la internet”, y es una vía diseñada para el descubrimiento y el conocimiento. A través está conexión informática, podemos acceder a vastas bibliotecas y sitios repletos de nueva información.

Los caminos de asfalto y hormigón nos llevan a los destinos físicos.  Las carreteras digitales nos llevan a los lugares con destinos llenos de información que iluminan, educan y entretienen. La internet y los caminos tradicionales nos presentan muchas rutas, muchas decisiones y posibilidades muchas de ellas, llenas de lodo, oscuridad y peligros escondidos.

Sin embargo, no hay ningún camino, ni hay carreteras, ni hay redes de computadoras que se puedan comparar con la única y verdadera carretera eterna: el camino angosto.

En Mateo 7, Jesús nos habló de esa manera.  Es necesario entrar por una puerta estrecha, su curso es difícil, y no es tan concurrido como el camino ancho que lleva a la destrucción.  Jesús estaba hablando sobre el camino que tomamos cuando ponemos nuestra fe en Él.  Él estaba hablando sobre el camino al cielo.

1. ¿Está usted recorriendo esa carretera?  Es verdad, tenemos muchos caminos posibles para tomar en la vida, pero el camino de Dios, es el único que conduce a la vida eterna.

2. El camino que los tontos han pisado es un camino muy transitado y lleno de lodo maloliente. Si en el mundo evitamos ese tipo de caminos, ¿por qué los usamos para transitar nuestra vida emocional y espiritual?

NPD/DB