Lectura: Marcos 7:5-13
En la Norteamérica colonial, William Penn tenía la reputación de ser un cuáquero benévolo quien hacía tratos justos con los nativos norteamericanos. Cuando regresó a Inglaterra, sus hijos se quedaron. Ellos no compartían la integridad de su padre. Pronto idearon un ardid para engañar a una tribu de los Delaware. Los hijos presentaron un antiguo contrato en el que los indios habían acordado vender la porción de tierra que un hombre pudiera caminar en 1 1/2 días.
Los hijos de Penn estuvieron encantados cuando la tribu consintió en honrar el acuerdo de sus ancestros. Contrataron a tres de los corredores más veloces que pudieron encontrar. Uno de los hombres cubrió una distancia de 124 kilómetros en 18 horas. Despreciaron totalmente tanto la letra como el espíritu del acuerdo.
En los tiempos de Jesús, los escribas y los fariseos racionalizaron su violación del espíritu de la ley de Dios. Jesús expuso la práctica hipócrita de ellos cuando citó el mandamiento de “honra a tu padre y a tu madre” (Marcos 7:10-13). Lo que hacían era declarar una parte de sus ingresos como una “ofrenda a Dios” para evitar usarlo en el cuidado de sus padres ancianos.
La Biblia no es una herramienta para obtener lo que queremos. En vez de ello, debemos pedirle a Dios que nos ayude a entender Sus propósitos. Asegurémonos de no descuidar “los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad” (Mt. 23:23).
1. Siempre existirá la tentación de aprovecharnos de otros, de hecho es parte de las prácticas comunes del comercio actual, sin embargo, ¿esa forma de actuar debería formar parte de nuestra ética cristiana?
2. Justicia, la misericordia y la fidelidad, ¿sabes el significado de esas palabras, sino es así búscalas en tu diccionario , trata de entenderlas y ponerlas en práctica. La Biblia está plagada de esos conceptos, deberías conocerlos.
NPD/HDF