Lectura: Marcos 14:53-65

En ocasiones el silencio es la mejor respuesta ante una acusación falsa, pero en otras circunstancias debemos hablar.

Como ejemplo de estas dos actitudes ante las acusaciones, tenemos las que tuvo el Señor en Su paso por este mundo. Cuando los testigos falsos acusaban a Jesús delante del Sanedrín, “Él callaba” (Marcos 14:53-61).  Quizás alguno podrá pensar que habría sido inútil defenderse, debido a que todo respondía a un plan para deshacerse de Él; sin embargo, lo más importante es que estaba cumpliendo la profecía de Isaías 53:7. No obstante, en otros momentos sí hizo uso de su derecho de respuesta; durante Su ministerio, el Señor censuró fuertemente a los fariseos y los desafió para que demostraran que Él había cometido pecado (Juan 8:13-59).

Un ministro dejó su ministerio en una iglesia, debido a que algunos miembros inescrupulosos dijeron mentiras sobre él.  Este hombre, oró, habló con su esposa y finalmente decidió que no valía la pena defenderse, pues él estaba en paz con Dios, sabiendo que su trabajo había sido honesto y sacrificado. 

Un anciano de una iglesia de muy buen testimonio, tuvo que pasar por una situación similar, al sufrir la acusación falsa de una mujer que lo señalaba por tener actitudes inapropiadas con ella.  El anciano oró y habló con su esposa, y ambos tomaron la decisión de que él debía aclarar lo sucedido y desmentir a aquella mujer que estaba inventando cosas con respecto a él y su ministerio; tenía las pruebas para desmentirla y la instó a arrepentirse por sus malas acciones, la mujer reconoció la maldad que había intentado hacer y se retiró de la iglesia.

¿Cómo decidir cuál de estas dos actitudes tomar?  No es fácil dar una respuesta, pero lo que siempre será correcto es consultar al Espíritu de Dios quien te guiará, ya sea a permanecer en silencio, o a enfrentar las mentiras y rechazar las falsas acusaciones; en ambas circunstancias debes pedir sabiduría, controlar tu lengua y pedir la fortaleza para perdonar a quién te ha herido.

  1. ¿Te están acusando falsamente? Ora a Dios, pide Su dirección.
  • Que callar o hablar no sea una decisión que tomas anteponiendo tu orgullo, sino el resultado de una relación profunda con Dios, que te ha permitido aprender a discernir el Plan de Dios.  

HG/MD

“Pero él callaba y no respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote le preguntó y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?  Jesús le dijo: Yo soy. Y además, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo” (Marcos 14:61-62).