Lectura: Juan 21:15-19.

Tanto la historia de la pesca milagrosa, como la posterior conversación con Pedro, nos recuerdan la naturaleza del verdadero discípulo que extiende su red para pescar, no para consumir, sino para transformar, gracias al poder de Dios y nuestra responsabilidad para con el prójimo, a quienes hemos extraído del mar de la muerte donde se encontraban.

Jesús inicia con una pregunta fuerte y directa: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que a éstos?, haciendo referencia posiblemente a los pescados, como un símbolo de lo que hacía para vivir.  Su respuesta fue: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”; Jesús replica: “Apacienta mis corderos”.  Los corderos son ovejitas recién nacidas, la palabra “apacentar” implica el hecho de cuidar con dedicación, en este caso a los corderos; en 1 Pedro 5:1-4, el mismo Pedro ejemplifica este tipo de cuido, el cual demanda una alimentación adecuada.

Jesús nuevamente hace la misma pregunta y recibe la misma respuesta de Pedro, esta vez Jesús le dice: “cuida de mis ovejas”. La responsabilidad del pastor no sólo está con los más pequeños, también está con los adultos, recordando con ello lo dicho en el Salmo 23. Jesús cierra por tercera vez con la misma pregunta; Pedro dolido en su corazón le responde: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero”.   La respuesta de nuestro Señor fue combinada ya que utiliza parte de la primera “apacienta” y de la segunda “mis ovejas”.

Jesús no quería mortificar a Pedro, quería reafirmarlo; así como Pedro le había negado tres vez, Jesús le confirma tres veces a él, que su amor va más allá de sus errores, y que está dispuesto a apacentarlo y cuidarlo. Recordemos que a Pedro se le dificultaba esto del perdón, tal fue el caso de la oreja de Malco (Juan 18:10) y de la pregunta del perdón (Mateo 18:21-22); el Señor además quería mostrarle que era natural el hecho de cuidar a otros y dejarnos cuidar, lo cual para muchas personas como a Pedro les es muy difícil de aceptar; por eso el Señor incluye un último comentario sobre lo que podíamos hacer cuando éramos jóvenes y lo que seremos cuando seamos mayores; para ambas circunstancias debemos estar seguros de que el Señor nos cuidará, así que: Sigámosle con toda confianza y tranquilidad.  Pedro con el tiempo entendió y aceptó la temporalidad de su vida, y el valor profundo de dedicarla al Señor (2 Ped.1:12-15).

  1. Acepta su perdón y su cuidado.
  1. Tenemos el deber, el privilegio y la responsabilidad de cuidar a otros y que nos cuiden cuando sea necesario.

MD/HG

Jesús: Quiere apacentarte y cuidarte.  “Por tercera vez Jesús le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: “¿Me quieres?” Así que le dijo: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero,  Apacienta mis ovejas, le dijo Jesús.” Juan 21:17.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.

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