Lectura: Nehemías 4:1-6

Estoy casi seguro que conoces al menos a una persona que critica mucho y hace poco.  Este tipo de personas siempre están interesadas en lucir bien haciendo que otros se vean mal.

Si Nehemías hubiera escuchado a las personas que lo criticaban de seguro el muro que debía construir con sus amigos nunca hubiera sido reconstruido.  Los que critican a menudo toman una parte de la verdad, pero la aderezan con mucho odio y falsedad, como fue el caso de Nehemías. Se burlaron de él porque en realidad el muro no estaba hecho de los mejores materiales, sino que estaba compuesto por grava y piedras que habían sido quemadas debido a la destrucción que había sufrido la ciudad a mano de los Babilonios (Nehemías 4:2-3); y como siempre los quejumbrosos hablaron mucho y no hicieron absolutamente nada para ayudar.

Theodore Roosevelt (1858-1919) una vez dijo lo siguiente: “No es el crítico el que cuenta ni el hombre que señala cómo cayó el fuerte o cuándo pudo haber actuado mejor el que hace buenas obras.  Hay que dar crédito al hombre que en realidad está en la arena, cuyo rostro está curtido y bañado de sudor y sangre: … y quién, si fracasa, al menos corre un riesgo, de manera que su lugar nunca esté con aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota”

¿Y qué tipo de persona eres tú? ¿Estas sufriendo por las críticas injustas?  Si es así, no te rindas el Señor está viendo tu situación y de acuerdo a su Plan te ayudará a seguir adelante.  Si, por el contrario, eres uno de esos que crítica a otros sin misericordia, quizás sea hora de abandonar ese camino que solamente te traerá éxitos momentáneos, pero a largo plazo cosecharás tempestades y ruina para tu vida y la de los que te rodean.

  1. Es hora de abandonar la demolición y unirte al equipo de la construcción
  2. Es muy sencillo criticar a los jugadores desde la gradería del estadio; sin embargo, te comportarías muy diferente si fueras de esos jugadores que dan lo mejor y aun así son criticados desde la gradería.

HG/MD

“Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18).