Lectura: Salmos 77:1-15
Alguna vez has sentido que tus oraciones no le están llegando a Dios. Si te has sentido de esta forma no eres el único.
David Brainerd (1718 – 1747) fue un misionero a los pueblos indígenas de los Estados Unidos, quien tenía la costumbre de anotar en un pequeño diario, sus altibajos espirituales. En uno de esos momentos escribió las siguientes palabras: “Duermo sobre una pila de paja, mi trabajo es arduo y extremadamente difícil, y tengo aparentemente muy poco éxito como para consolarme…Pero lo que hace más soportables mis dificultades, es que Dios oculta su rostro de mi”.
Al igual que este misionero, algunas veces parece que Dios no escucha y pensamos como el salmista: “¿Se habrá olvidado Dios de tener misericordia?” (Salmos 77:9) ¿Qué debo hacer?
- Debes reconocer que tu experiencia no es única y que no has sido desechado de la familia de Dios.
- Busca a otros creyentes con quienes puedas compartir lo que sientes y juntos puedan orar a Dios por lo que estás pasando (1 Tesalonicenses 5:25).
- Estudia las verdades de Dios en la Biblia y medita en lo que Él ha hecho por ti en el pasado (Salmos 77:11-12).
- Sigue orando con fe a nuestro gran Dios; aunque parezca que Él permanece en silencio, debes recordar que Dios tiene un plan para ti (Lucas 18:1).
El creyente tiene el gran privilegio de contar con el Espíritu Santo “…Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque no sabemos cómo debiéramos orar pero el Espíritu mismo intercede con gemidos indecibles” (Romanos 8:26). Nunca debes olvidar que nuestro Dios es hacedor de maravillas y tu eres una de ellas (Salmos 77:14); además, el Espíritu Santo intercede por ti (Romanos 8:27).
1. Cuando de oración se trate, nunca debes desesperarte, sigue esperando en su fidelidad.
2. Nuestro Dios está vivo y te oye, no lo olvides.
HG/MD
“Tú eres el Dios que hace maravillas; has manifestado entre los pueblos tu poder” (Salmos 77:14).