Lectura: Juan 10:22-30

El 26 de diciembre del 2004, un terremoto remeció toda la tierra. Muchas personas no lo sintieron, pero como consecuencia de ello, la región del sur de Asia y partes del África sufrieron un tsunami devastador. Sin embargo, según el periodista Randolph Schmid, «Ningún lugar en la tierra quedó sin ser afectado.» Dicho terremoto, nos dice, «remeció el suelo en todas partes sobre la superficie de la tierra.»

El filósofo danés del siglo 19, Soren Kierkegaard, dice que su mundo se estremeció cuando su padre, quien era religioso, le dijo que había maldecido a Dios por el mal trato que estaba recibiendo de los demás. Las acciones de su padre sacudieron tanto a Soren que llamó al evento «El gran terremoto.» Durante el resto de su vida, se preguntó si su familia había sido maldecida por Dios por las acciones de su padre.

Nosotros también hemos tenido o posiblemente tendremos «terremotos» en nuestras vidas. Pero es consolador saber que bajo la peor de las circunstancias, nuestra fe en Dios puede sostenernos firmemente – y de hecho lo hará. Después de todo, «El mundo entero está en Sus manos» y eso significa «Él nos tiene a ti y a mí, hermano y hermana, en Sus manos.»

Ninguna persona, ni ningún desastre, pueden arrebatarnos de las manos de nuestro Padre celestial (Juan 10:28-29). Su sostén nos mantendrá para llevarnos a toda la eternidad.

1. Él te ama, no lo olvides, confia en Jesús, Él no te defraudará nunca, tan sólo ten fe (Hebreos 11).

2. No significa que la vida será sencilla, o que debido a tu fe en Dios, eso hará más faciles las cosas, pero una cosa si te digo, tendrás alguien en quien confiar y a quién llamar cuando te sientas solo o sola, se llama: Jesús.  Intentalo ten fe en Jesús.

NPD/VG