Lectura: 1 Juan 4:7-11

Las palabras “porque de tal manera amó Dios al mundo”, resuenan como dulces campanas para los oídos de todos los que hemos depositado nuestra fe en la obra redentora de nuestro Señor Jesús.  No obstante, debido a lo familiar que nos parecen estas palabras, pueden entorpecer la amplitud de su extraordinario significado.

No fui consciente de ello hasta que una navidad, vi un letrero con la siguiente frase: “Dios todavía ama al mundo”.  Esa frase que se asentó en mi corazón desde aquel momento, nos debe hacer recordar que el amor de Dios está vigente, aun en estos días de tanta maldad.

Juan 3:16 también enfatiza que el incompresible amor de Dios, lo llevó a dar a su propio Hijo por este mundo agonizante.  Pero, ¿qué implica la palabra “mundo”?  Va más allá de la definición de planeta, esta palabra incluye a todos los que vivieron, viven, y vivirán en la Tierra y que todos y  cada uno de ellos necesita de un Salvador.

Un creyente ya maduro en la fe, le dijo un día a un creyente entusiasta que apenas estaba iniciando su camino: “Te encanta testificarle a la gente, ¿No es cierto?” – “Si” – le respondió el joven, – “Pero, ¿amas a la gente a la cual le estás testificando?”.  Le hizo esta pregunta, pues sabía que posiblemente estaba testificando de su fe, tan sólo como obligación o por mera emoción, y no por un convencimiento genuino de que era lo correcto, y que esperaba con todo su corazón que otros participaran con él, porque los amaba tanto y no quería que estuvieran separados del Padre Celestial por más tiempo.

  1. Es muy sencillo caer en la rutina y hacer las cosas simplemente por cumplir, sin estar compartiendo la fe por amor a los demás.

 

  1. Nuestro testimonio carecerá de poder sin la fuerza del amor de Dios, ya que quienes aman a Dios, aman a los perdidos.

HG/MD

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).