Lectura: Job 29:1-25
Un adolescente cuyo padre era un abusivo me dijo: “Yo quiero ser un hombre bueno como mi maestro de escuela dominical y al igual que usted, no como mi papá .”
Desde luego, podría estar de acuerdo que su maestro de escuela dominical era un “buen hombre”, y me alegré de que él también me viera como “buena” persona. Como la mayoría de los creyentes en Cristo, yo quiero ser respetuoso, agradecido, amable, tolerante, puro en mi estilo de vida, y obediente a Dios. Pero también sé que todavía existe pecado de mi corazón y sé lo dependiente que soy de la bondad y la gracia de Dios. (pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 10 Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón. Leamos los que dice 1 Juan 1:8-10 (NTV):
“Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón.”
Desde una perspectiva humana, muchas personas pueden ser descritas como “buenas”. Pero Dios ve la necedad espiritual, la desobediencia, la ceguera, el egoísmo y el odio que se encuentran en lo profundo de todos nosotros. Y cuando Él abre nuestros ojos para que nos veamos a nosotros mismos como Él lo hace, entendemos el por qué un “buen hombre” como Job dijo que se aborrecía a sí mismo.
1. Señor, ayúdanos a ser buenas personas, pero a nunca perder de vista nuestra pecaminosidad inherente, nuestra indignidad frente a ti y la necesidad que tenemos de Tu favor. Gracias por el perdón nos ofreces en Cristo.
2. Incluso las mejores personas no tienen nada que ofrecer para salvarse a sí mismas, sólo la obra de Cristo en la cruz ofrece el perdón completo (Juan 3:16).
NPD/HVL
