Lectura: Lucas 16:19-31

Hablando de funerales, el conductor de una carroza fúnebre intentó calentarse equivocadamente durante una lluviosa mañana de sábado ingiriendo alcohol mientras trabajaba. El hombre no se calentó (en realidad el alcohol baja la temperatura del cuerpo), pero sí se perdió camino al cementerio. La procesión fúnebre esperó en vano horas y horas ante la tumba.

Esa misma noche, la policía encontró al conductor dormido en la carroza fúnebre al lado de la carretera. Para entonces era demasiado tarde para enterrar el cuerpo, y el cementerio no aceptó el recibir el cuerpo el siguiente día por asuntos de logística.

El siguiente lunes el periódico informó que el cuerpo de un hombre de 62 años “finalmente descansó en paz, con dos días de retraso para su última cita”.

El realidad el hombre acudió a su ultima cita justo a tiempo. El que lo hayan enterado tarde no alteró en absoluto el hecho de que su alma consciente había pasado a la eternidad precisamente en el momento señalado por Dios (Hebreos 9:27).

Hasta que Cristo vuelva, eso es lo que sucederá con cada uno de nosotros. En el caso del hijo de Dios, la muerte lleva el espíritu a la presencia del Salvador (2 Cor.5:8). Pero en el caso de aquellos que rechazan a Cristo (Juan 3:18), la muerte cierra instantáneamente la puerta del cielo y abre otra a una eternidad sin Cristo (Romanos 6:23).

Todos tenemos una cita con nuestro Hacedor. Si estamos o no listos, para esa cita depende de que lo hagamos con Cristo ahora.

  1. ¿Estás preparado para tu última cita?
  2. Al momento de la muerte pasamos a la presencia del Señor o una condenación eterna.

 

NPD/MRD