Lectura: Mateo 4:18-25

Si alguien te pregunta: “¿Quién eres?, ¿Qué dirías?” Quizás le cuentes un poco de tu vida y lo que haces para vivir.  Por ejemplo: “Soy maestro”, o “soy estilista”.  Pero, eso no es lo que realmente eres, sino a lo que te dedicas.  Viéndolo de esta forma, quizás sea mejor preguntarte: “Si lo que haces es lo que eres, ¿Quién serás cuando dejes de hacer lo que haces?”

Entonces, el ser que eres realmente, surge de tu relación con Jesús, y esa identidad determinará tu conducta.  Veamos el ejemplo del apóstol Mateo; durante el tiempo como recaudador de impuestos para el imperio Romano, su vida estaba motivada por una única cosa: la codicia.  No obstante, el día que Jesús apareció en su vida, todo cambió (Mateo 9:9).  A partir de ese encuentro definitivo, Mateo tuvo un cambio radical en su vida, su identidad cambió, ahora era un seguidor del Hijo de Dios, y no el único en experimentar ese extraordinario cambio. Al leer Mateo 4:18-25, leemos también sobre cuatro pescadores: Pedro, Andrés, Jacobo y Juan, quienes dejaron todo atrás con el fin de seguirlo y servirle.

Esos encuentros con Jesús, tuvieron un impacto en todas las vidas que tocó, y muchos se convirtieron en sus discípulos; pero eso no queda allí, Él todavía sigue buscando discípulos, Cristo desea darte una nueva identidad como nueva criatura (2 Corintios 5:17-20), con Su carácter y prioridades.

  1. Seguir a Jesús no implica tener que dejar tu trabajo o profesión, sino lo que harás con tu trabajo y con todas las demás cosas de la vida, como su discípulo y seguidor de Su voluntad.
  2. La próxima vez que alguien te pregunte: “¿Quién eres?”; puedes responder: “¡Un seguidor de Jesús!”.

HG/MD

“Y les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).