Lectura: Santiago 1:2-4

Mirando uno de los árboles pequeños en el jardín de mi casa, pude observar cómo unos pájaros se esforzaban al máximo para encontrar un lugar en el árbol para construir su nuevo hogar.  El primer día salí y vi montones de hierba en el suelo los cuales revelaban sus malogrados esfuerzos.

Sin embargo, después de dos días de lluvia incesante, vimos que había aparecido un nido en el mismo sitio que considerábamos imposible. Debido a la lluvia, la Sra. Pájaro pudo hacer un poco de argamasa de barro; entretejiéndola con ramitas y hierba, la decidida amiga emplumada había construido un nido nuevo, había perseverado.

Al pensar en esta historia podemos ver cuán importante es la perseverancia.   Tratar de vivir una vida que honre a Cristo en medio de circunstancias difíciles puede frustrarnos y desanimarnos.

Sin embargo, cuando dependemos de la ayuda del Señor para atravesar los problemas, recibimos poder para seguir adelante, aun cuando no siempre podamos ver cómo solucionar nuestras dificultades. Gálatas 6:9 nos insta a que “no nos cansemos, pues, de hacer bien”, y a que no nos rindamos.

  1. ¿Está Dios utilizando en tu vida un desafío aparentemente insuperable para producir perseverancia? Permítele que a través de esa prueba fortalezca tu carácter y como consecuencia aumente tu esperanza (Romanos 5:3-4).
  2. Ánimo, persevera, vuelve a intentarlo, no desmayes, sigue haciendo lo correcto.

HG/MD

“No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9).