Lectura: Salmos 32:1-11

Un piloto decía con toda propiedad que volar en medio de una tormenta es de las cosas más peligrosas de la aviación.

Contaba que en los pilotos siempre se presenta la tentación de volar siguiendo sus propios instintos, dejándose llevar literalmente por “corazonadas”  o “presentimientos”; sin embargo, por otra parte, todo piloto sabe que hacer esto es una receta para el desastre: “Si se confía en los sentimientos e instintos, tarde o temprano terminas desorientado pensando que el avión va para arriba cuando en verdad va para abajo”, explicaba.

El hombre terminaba diciendo: “Gracias a Dios que los aviones actuales tienen un panel de instrumentos que ayuda a orientarse con el norte magnético y es un instrumento bastante exacto.  Entonces, terminar confiando en los instrumentos, cuando creemos que están equivocados, en la mayoría de los casos hará que salgas bien librado de cualquier tormenta”.

Todos de cierta forma también enfrentamos tormentas que amenazan con confundirnos y desorientarnos.  Quizás en el trabajo las cosas no van tan bien o estás desempleado, un amigo cercano te ha traicionado, o alguno de tus sueños se estrelló contra el suelo.  En esos momentos debes tener extremo cuidado con las decisiones que tomas; cuando estés a ciegas por las decepciones de la vida, no debes confiar en los instintos.  Tampoco te dejes llevar cuando a causa de los problemas, seas tentado a tomar acciones vengativas que sólo empeorarán la situación.

No lo olvides, Dios quiere guiarte, Su Palabra será como el panel de instrumentos que guía al piloto en la peor de las tormentas, tal como dijo el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).  El camino por el cual Dios te guía a través de sus enseñanzas para este tiempo, siempre será correcto.

  1. Cuanto más cerca de Dios camines, más claramente verás Su guía.
  2. Cuando tengas dudas, ora, lee Su Palabra, habla con personas de reconocida madurez, recuerda que Él promete lo siguiente: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos” (Salmos 32:8).

HG/MD

“Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).