Lectura: Números 13:26-14:10
Hace tiempo me contaron sobre dos creyentes que estaban viviendo sus últimos días, debido a que padecían de enfermedades terminales. Fue impresionante el contraste entre sus actitudes. La primera de estas personas simplemente estaba triste; aun cuando otros creyentes le visitaban su actitud era apática, no parecía tener clara su visión espiritual.
En cambio, la otra persona estaba animada, hablaba con sus familiares y jugaba con sus nietos, expresó que deseaba que sus nietos tuvieran una buena vida y apreciaran el vivir por Cristo. En este momento difícil de su vida, tenía una visión clara de su relación con Dios; por su fe podía ver a Dios, aunque su vida terrenal estaba llegando al final.
Cuando leemos los capítulos 13 y 14 del libro de Números, nos encontramos una situación similar a la de estas dos personas. Había 12 espías a los cuales se les encomendó explorar la desconocida Tierra Prometida. Los doce fueron testigos de lo abundante y fértil que era esa tierra. La tierra tenía mucho potencial, no obstante, 10 de ellos vieron algo que nos les gustó; ya estaba ocupada por personas hostiles, con ciudades fortificadas, ejércitos y hasta gigantes; su conclusión fue que invadir aquella tierra sería una locura. Los otros dos espías Josué y Caleb, tenían una opinión contraria a la de los 10; en su corazón y mente, sabían que con el Señor serían capaces de superar los obstáculos. Su fe les permitió ver más allá de lo que los ojos naturales podían ver.
- ¿Vemos el tamaño de nuestros problemas o la grandeza de nuestro Señor?
- Cuando tenemos nuestra visión puesta en Jesús, comprendemos que este mundo es temporal.
HG/MD
“Por la fe (Moisés) abandonó Egipto sin temer la ira del rey porque se mantuvo como quien ve al Invisible” Hebreos 11:27