Lectura: Salmos 90:1-17

Una maestra tenía una manera muy singular de motivar a sus estudiantes; en el salón de clases escribía pequeños mensajes interesantes que no estaban relacionados con la materia que estaba impartiendo.

Una mañana en particular, los estudiantes encontraron el número 25550 escrito en el pizarrón de clases.  Uno de los estudiantes le preguntó por qué estaba ahí ese número que al parecer no tenía sentido.  Ella lo miró y con su fuerte voz, que no era la más dulce del mundo, le explicó que ese número, 25550, representa la cantidad de días promedio que transcurren en la vida de una persona que llega a la edad de 70 años.  Con este dato la maestra trataba de enseñarles a sus niños y niñas, que la vida es breve y que debían hacer que cada uno de ellos valiera.

Cuando éramos niños la vida nos parecía extremadamente larga y el tiempo transcurría muy lentamente, deseábamos que llegaran los veranos o vacaciones de final de periodo lectivo para jugar, librándonos por un tiempo de las tareas de la escuela.  Nos era difícil entender por qué las personas mayores decían entre sí, que los días ahora corrían más rápidamente. Pero conforme vamos envejeciendo y se presentan las complicaciones de la vida, esos días que antes eran “lentos” ahora parecen correr velozmente.

Este principio bíblico también está contenido en Santiago 4:14: “… ¿Qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”.  Es por ello, que debemos usar de una forma sabia las oportunidades que se nos presentan para honrar a Dios con nuestra vida, servirle y proclamar las buenas nuevas de salvación.

  1. Por tanto, pidámosle a Dios que nos enseñe “…a contar nuestros días” (Salmos 90:12) de manera que vivamos con sabiduría.
  2. No te limites a ver pasar tu vida o hacer cosas sin sentido, invierte tu tiempo en acciones que agraden a nuestro Señor.

HG/MD

“Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría.” (Salmos 90:12).