Lectura: Lucas 7:36-50

Hubo un hombre que tenía graves problemas de orgullo, y se sentía muy culpable delante de Dios, estaba seguro que estaba viviendo una mentira.  Para explicarme la razón por la cual pensaba esto, en ocasiones conducía por las calles de barrios humildes para que la gente lo notara y envidiara.

Esta persona conocía muy bien la Biblia, por lo cual, para bajar el tono de la conversación, traté de explicarle que todos de alguna forma tenemos problemas con el orgullo.  Tal como lo esperaba, esto no lo ayudó mucho.

Al mirar atrás entendí que había cometido una equivocación, debí haber estado de acuerdo con que su orgullo era un pecado que finalmente le causaría mucho dolor, como el que en ese momento estaba sufriendo; sólo entonces hubiéramos podido hablar de la verdadera solución a su problema, el arrepentimiento y el extraordinario perdón de Dios, sin restarle peso al problema de su pecado y dándole su lugar a Su inmerecida gracia, tal como lo indica la Biblia.

Esto fue lo que sucedió cuando Jesús, luego de ser ungido por una mujer que había llevado una vida inmoral, no excusó sus pecados, sino que le mostró que sus pecados eran “muchos”.  Es por ello que el generoso regalo de aquella mujer, mostraba la gratitud por la inmensidad del perdón que había recibido.  Jesús aprovechó esta situación para compartirnos el siguiente principio: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados puesto que amó mucho. Pero al que se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47).  Estas últimas son personas que no conocen las implicaciones y profundidad de su maldad, y desgraciadamente no conocen el perdón divino.

  1. Sé valiente, reconoce tus equivocaciones delante de Dios, despójate de tu orgullo, pide Su perdón y luego de hacer esto con una actitud de humildad, da gracias a Dios por su maravillosa gracia.
  2. La asombrosa gracia de Dios puede convertir hijos pródigos en hijos productivos.

HG/MD

“Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados puesto que amó mucho. Pero al que se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47).