Lectura: 1 Juan 1:1-10

La británica Ffyona Campbell saltó a la fama por ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo caminando, pero esa alegría le duró poco, algo la angustiaba tremendamente. El sentimiento de culpa se apoderó de ella y no la dejaba dormir.

Pero ¿qué era lo que tenía tan inquieta a Campbell? La respuesta no tardó en llegar, al poco tiempo de haber “completado” su hazaña, confesó en un libro que ella escribió: “Hice trampa, en una parte del camino utilicé un camión para trasladarme debido a que estaba enferma”, al hacer esto por supuesto sus reconocimientos fueron retirados del libro de récords mundiales, pero logró dormir tranquila; más tarde volvió a cubrir a pie la distancia que no había podido recorrer en su viaje original.

Dios te ha dotado de una conciencia que cumple la función de ayudarte a entender en tu mente, cuando estás haciendo las cosas de manera correcta o incorrecta.  En su carta a los Romanos el apóstol Pablo describe a la conciencia, indicando que ella acusa o defiende (Romanos 2:15).

Para los creyentes, la conciencia es un constante recordatorio del deber de obediencia a los mandatos de nuestro Señor, tratando siempre de hacer lo correcto, confesando los errores y alejándose de ellos (1 Juan 1:9).

  1. ¿Hay algo que te está molestando en tu vida? Sigue el ejemplo de Pablo cuando dijo: “Y por esto yo me esfuerzo siempre por tener una conciencia sin remordimiento delante de Dios y los hombres” (Hechos 24:16).
  2. Si quieres dormir con tranquilidad, trata de ser consecuente con lo que crees, siempre alineado con las enseñanzas bíblicas para este tiempo. Si has ofendido a alguien con tus acciones, reconoce tus errores antes de irte a dormir y si es necesario haz el propósito de pedir perdón al día siguiente.

HG/MD

“Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6).