Lectura del día: Juan 20:24-25.
Había uno de los discípulos que no estaba con los otros, cuando Jesús hace su aparición: Tomás, apodado el gemelo, con esto suponemos que tenía otro hermano que no se menciona en las escrituras.
Por alguna circunstancia Tomás se había perdido la bendición de ser testigo de la visita que el Señor les había hecho a sus condiscípulos, al meditar en esta situación podemos aprender que cuando un creyente, deja de asistir a su iglesia local, este así como el carbón que por alguna razón se aparta del fuego principal, irá perdiendo su calor y se amoldará a la temperatura ambiente, lo que hará que deje de ser útil a su llamado, que es junto a los demás carbones servir para calentar (ser pescadores de hombres), perdiendo con esto bendiciones y el crecimiento que produce estar en comunión con los demás hermanos y hermanas, Hebreos 10:25 nos advierte sobre los peligros de estas ausencias y la necesidad de congregarnos.
Tomas era una persona de características pesimistas y vacilantes, no le era posible dentro de su razonamiento humano, el aceptar que Jesús estuviera vivo, esto no era posible y exigía evidencias absolutas: “Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado”.
Tomas ya había demostrado su falta de confianza en dos episodios anteriores, en el mismo relato de Juan 11:16; 14:5, en el primero vemos su pesimismo, con la muerte de Lázaro, y el deseo del Señor de ir a este, se aproximaría mucho a territorios de los enemigos del Señor, donde él pensaba que seguramente serían hechos presos y morirían, y en el segundo pasaje Tomas quiere que el Señor le muestre el camino, él quería que Jesús le mostrará con detalles que debían de hacer, qué camino seguir, qué decisiones tomar, la respuesta del Señor, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, confía en mi Tomás.
- Tomas al igual que nosotros muchas veces nos hemos visto en la encrucijada de la fe, ¿hemos de seguir por el camino de Dios, a pesar que no parece tan claro de momento hacia dónde vamos? O ¿preferimos tomar la senda que a nosotros nos parece mejor? ¿Qué haremos? Confiemos en el Señor de señores.
- La fe exactamente se trata de confiar, a pesar de las circunstancias, es depositar nuestros sueños y anhelos en algo que de momento no parece tan palpable, es entregarnos y depender de Dios, aunque no le hayamos visto.
MD/HG
Jesús: Ha resucitado, aunque tú no le creas. “Así que los otros discípulos le dijeron: ¡Hemos visto al Señor! Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré, repuso Tomás.” Juan 20:25.
Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.