Lectura: Salmo 40:1-5

En una plática con un amigo, conversamos sobre la bendición que significa realizar un devocional espiritual.  Él me contaba que desde hacía más de 30 años escribía un diario personal espiritual a partir de su tiempo devocional, y que hace algún tiempo volvió a leer sus primeras anotaciones, las cuales, por supuesto eran más simples que las actuales, pero le sirvieron para recordar muchas de aquellas primeras lecciones.

Concordábamos que, entre los beneficios de tener un hábito tan bueno por mucho tiempo, es el aprendizaje de que la vida se compone de pequeñas aventuras en las cuales a veces fracasamos, pero en otras vencemos, y lo que verdaderamente importa es cuánto aprendemos de ellas y cuánto nos acercan a Dios.

Nuestras luchas pasadas deben servir para tener un mejor discernimiento para enfrentar los problemas del presente.  Y, lo más importante de todo, las anotaciones diarias nos muestran la gran fidelidad de Dios al obrar en nuestras vidas.

Muchos de los salmos son parecidos a un diario espiritual. Suelen registrar cómo ha llegado la ayuda divina en momentos de prueba. En el Salmo 40, David escribe: “Pacientemente esperé al Señor, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me hizo subir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos” (vv. 1-2). Después, lo único que tenía que hacer él era leer el salmo para recordar la fidelidad con que Dios lo había liberado.

  1. Hacer un devocional diario puede ayudarte a ver con más claridad lo que el Señor está enseñándote en el viaje de la vida, y a hacer que reflexiones sobre su fidelidad.
  2. Te invitamos a que agregues a tu vida la costumbre de tener un tiempo a solas con Dios diariamente.

HG/MD

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).