Lectura: Salmos 33:1-9
A nuestra familia le encanta escuchar música cristiana y asistir a conciertos. Siempre hay un disco con uno de nuestros artistas favoritos en el reproductor del coche. Hemos tenido la costumbre de involucrar a nuestros hijos en grupos musicales y ahora una de ellas está en la universidad con una beca de música.
Todo este interés por la música es no gracias a mí, sin embargo, debido que en realidad no sé mucho de música. Nunca tomé una clase de música, ni canté en un coro. Pero esa es una de las mejores cosas de la música, no tiene necesariamente que ser bueno en ella, para beneficiarse de ella.
Note lo que dice el salmista: «Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor.»(Salmos 33:1). No dice: “Canten al Señor, los talentosos” Él tampoco dijo: “Elogiemos al talentoso pianista, esto es arte”. Me gusta pensar que Dios disfruta oírme cantar junto al disco del talentoso solista, tanto como Él disfruta escuchar al talentoso músico. Por supuesto, ¡otros que están cerca no están necesariamente de acuerdo!
Podemos estar agradecidos por los hombres y mujeres que nos ayudan en nuestra adoración al compartir sus habilidades con nosotros. Después de todo, el versículo 3 del Salmo 33 nos dice que «toquen con destreza.» Pero no podemos dejar que ellos se lleven toda la diversión. Mejoramos nuestra adoración y nuestra alegría en el Señor utilizando la música para expresar nuestra alabanza. Todos nosotros, como creyentes, tenemos algo que cantar.
1. La celebración, la alabanza y la adoración, todas pertenecen al nombre de Jesús; desde nuestro corazón constantemente proclamemos su amor
2. Un corazón en sintonía con Dios, canta melodías de alabanza.
NPD/DB