Lectura: 1 Timoteo 6:1-11
Durante 15 años un hombre de negocios estuvo regalando anónimamente más de 600 millones de dólares a Universidades, Hospitales y obras de caridad. No obstante, debido a una complicación con temas legales y tributarios, tuvo que divulgar su identidad, y al hacerlo explicó el motivo de su generosidad: “Nadie se puede poner dos pares de zapatos al mismo tiempo. Yo simplemente decidí que tenía dinero suficiente”.
Una persona que lo conocía describió al hombre de la siguiente manera: “Vive en una casa bonita, pero sin mayores lujos; su automóvil, aunque relativamente nuevo, luce como cualquier otro, no hace ostensión de su fortuna, aunque vive cómodamente, dice que no quiere que su dinero lo controle”.
Muy pocas personas son capaces de tratar a sus recursos como siervos, en lugar de amos. Para la mayoría es más fácil tomar que dar.
Para combatir esa peligrosa actitud, el apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos estaremos contentos con esto” (1 Timoteo 6:6-8). El contentamiento no se determina por la situación económica, sino por la condición del corazón.
- Eres una persona con un corazón agradecido y contento, o tienes uno avaro y sin control.
- El dinero puede ser tu amo o tu siervo, tú eliges.
HG/MD
“Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento.” (1 Timoteo 6:6).