Lectura: Proverbios 30:7-9

En una época, los jóvenes en Singapur aspiraban a tener la E y las cuatro Cs. Efectivo en el banco. Una carrera para el futuro. Un carro para conducir. Un condominio donde vivir. Una tarjeta de crédito con qué viajar. Un reciente artículo en un periódico indicó que ahora hay una versión actualizada de la E y las cuatro Cs: Conectividad para estar a tono. Elecciones, y cuanto más, ¡mejor! Ser un caradura -para hacer las cosas a nuestro modo. Causas, porque está en onda ayudar. Ser consumidores que gastan primero y pagan después.

En vez de la E y las cuatro Cs, Agur, el autor de Proverbios 30, pidió una G y una B de Dios: Su gracia y Su bondad. Buscó la gracia de Dios para “[alejar] de mí la mentira y las palabras engañosas” (v.8). No quería caer en la trampa de creer que los principios, las prácticas y los afectos corruptos son aceptables.

Agur también pidió la bondad de Dios para que le proveyera lo que necesitaba -ni más ni menos (vv. 8-9). Le preocupaba que la pobreza lo hiciera volverse codicioso y que deshonrara el nombre de Dios. Pero también se dio cuenta cuán fácilmente las riquezas podían mimarlo y hacer que negase al Señor.

  1. ¿Cuál deseas más? ¿La satisfacción temporal de la E y las cuatro Cs o las recompensas de la gracia y la bondad de Dios?
  2. ¿Es tu deseo honrar el nombre de Dios por encima de todo?

NPD/AL