Lectura: Romanos 3:19-25; 4:1-8

¡Tan sólo confía! Este es uno de los principios más difíciles de comunicar a quienes aún no han depositado su fe en Jesús.

A la mayoría de personas que no han creído en Jesús como su Señor y Salvador, les resulta difícil comprender que no pueden hacer nada para ganar el favor de Dios, y les parece aún más increíble que para recibir el perdón de Dios, tan sólo tengan que poner su fe en la obra redentora de Cristo en la cruz, entregándose completamente a la misericordia de Dios.

El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente forma: “más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).

Un amigo entendió esta verdad y me dijo estas palabras: “Durante muchos años, creí que para mantenerme a flote tenía que nadar constantemente para no hundirme”, cuando un nadador experto lo vio en su constante lucha por no hundirse, le dijo: “Deja de pelear contra el agua y confía en que te va a sostener”.  Tan sólo después de algunas cuantas lecciones con el profesor, descubrió que efectivamente podía flotar y se preguntó: “¿por qué deje que pasaran tantos años para aprender esta simple lección?”.

De la misma forma, existen muchas personas que creen que con sus esfuerzos podrán ganarse el perdón y aceptación de Dios.  Si tan sólo confiaran en Jesús, se darían cuenta que Él es quien salva. De la misma forma, existen muchas personas que creen que con sus esfuerzos podrán ganarse el perdón y aceptación de Dios.  Si tan sólo confiaran en Jesús, se darían cuenta que Él es quien salva.  Y al igual que el apóstol Pablo reconocerían lo siguiente:  “Porque por gracia son salvos por medio de la fe; y esto no de ustedes pues es don de Dios.  No es por obras, para que nadie se gloríe.  Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:8-10).  Las buenas obras son el resultado de nuestra fe en Jesús.

  1. ¿Has estado tratando de salvarte a ti mismo?  Si es así deja de tratar y empieza a confiar en Jesús como tu Señor y Salvador.
  2. La salvación es un regalo de Dios, no el resultado de un conjunto de buenas acciones humanas.

HG/MD

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28).