Lectura: Génesis 13:9-18

Es normal que tengamos anhelos secretos que son demasiado profundos como para contárselos a otras personas.  Quizás estén relacionados con un sueño que deseamos cumplir con nuestra pareja, un lugar al cual queremos viajar, o un ministerio en nuestra iglesia local en el cual nos gustaría servir y no hallamos la forma de hablar con la persona que lo tiene a cargo; pero hay otros sueños o anhelos que si los cumplimos pueden ser malos.

Este fue el caso de Lot, quien tenía un deseo en su corazón que le trajo muchos problemas: “Lot alzó los ojos y vio toda la llanura del Jordán, la cual era toda tierra de regadío, como un jardín del Señor… Lot eligió para sí toda la llanura del Jordán…” (Génesis 13:10-11).

Lot vio aquel paraje de ensueño, su suelo rico y abundante, y el agua cercana, pero lo que no vio fue lo corrompidas que estaban las personas que vivían en aquel “paraíso”.  Lot, quiso gobernar su vida; “escogió solo” y engañado por aquel espejismo, enceguecido por la avaricia tomó una mala decisión, su sueño lo llevó a la tragedia (Génesis 13:13).

Abram, por el contrario, se sintió satisfecho al permitir que Dios eligiera por él y obtuvo más de lo que cualquier hombre pueda soñar o anhelar (Génesis 13:14-18). Lot eligió sólo y perdió todo: familia, bienes y aceptación de las personas que una vez lo quisieron.

  1. La mejor decisión con respecto a nuestros sueños y anhelos es dejárselos a Dios y aceptar su decisión, teniendo la seguridad de que Él sabe lo que es mejor.
  2. Coloca tus deseos en las manos de Dios y ora, diciendo: “Señor, elige por mí. No lo haré solo”.

HG/MD

“Deléitate en el Señor y él te concederá los anhelos de tu corazón.” (Salmos 37:4).